miércoles, 29 de enero de 2014

AVIGNON-NIMES (23, 24 y 25 de Noviembre)

Última etapa por tierras extranjeras, Avignon. La ciudad de los papas durante el cisma de occidente, la ciudad del puente sobre el Ródano y su canción infantil. Preciosa ciudad medieval.

En todas partes los niños se parecen como gotas de agua, a pesar de ropajes y colores, es la misma risa.
Menos mal. Las semillas están por todos lados.

El Palacio-fortaleza de los Papas. 


Representación del poder de Dios en la Tierra ¿?. Que alguien me lo explique, por favor.



Desde el puente.


Y esto es lo que queda del famoso puente de Avignon, cuatro de los veintidós arcos originales.

Durante siglos fue el único paso del Ródano en muchos kilómetros. No tuvo mucha fortuna, pues el río se lo llevó varias veces. Abandonado definitivamente en el S. XVII

Sobre una de las pilastras está la capilla de San Bénézet, donde está enterrado el santo inspirador de la construcción del puente.

Desde el puente tengo el "honor" de conocer en primera persona el mistral, viento fuerte, seco y frío del norte. Yo tengo que hacer equilibrios para no caer además de embozarme la capucha para no helarme. Los pobres de la piragua tuvieron que ser, finalmente, remolcados por una lancha a motor.

A este lado, la puerta fortificada del puente, el poder de los papas de Avignon.


Al otro lado se ve la torre de Villeneuve, donde acababa el puente, el poder del rey de Francia.
Un puente entre dos poderosos. Así le fue al puente.


En medio la isla de Barthelasse, antaño cruzada por el puente.


En esta isla se organizaban fiestas campestres y bailaban bajo el puente, de ahí el nombre de la canción, "Sous le pont d'Avignon". Con el tiempo y la destrucción del puente quedó como "Sur ..."


Recuperando el calor en el agradable albergue.


Entrando en el palacio.


Patio de armas.




Luz en la piedra.




¿De qué os asombráis?.


Cocinas, capillas, comedores, salones de fiesta, altares, ...de lo humano y lo divino.


Volvamos a lo humano, clásico bistrot (casa de comidas) para recuperarse del hambre.




Se come bien por aquí.

Una vuelta por la ciudad.







Paseo por la colina junto al río.



La isla y el monte Ventoux al fondo.


Castillo de Villeneuve, al otro lado del río.

Atardecer sobre las piedras de Avignon.

Desde la isla.



La colina originaria de la ciudad, el puente, la catedral, el palacio, las murallas,...todo en uno.

Al caer el sol, la mente se aquieta, ...

,,,se sosiega.


Tras la noche llega el día y cojo el cercanías (¡me ha salido un pareado!) hasta Nimes.
Diversiones de ayer y hoy, bueno, de anteayer y ayer.

La Arena de Nimes, el anfiteatro mejor conservado.


Fue anfiteatro, castillo y hasta barrio con más de cien viviendas, ahora plaza de toros y otros espectáculos.

Han dejado alguna pared de las casas medievales.





Galería exterior.

La Maison Carrée, mandado construir por Augusto, único templo romano que se conserva íntegro.







2030 años en pie, ¡casi na!.


Nimes significa nacimiento de aguas. Quai de la Fontain.




Atrás quedó el nacimiento.


Jardines de la Fontain, del S. XVIII.






El llamado Templo de Diana, aunque parece que fue un edificio civil.







Surgimiento subterráneo de las aguas en el Jardín junto al Templo de Diana.



El jardín colina arriba.


Lo que queda de la Torre Magna. Torre de vigía y defensa de la ciudad romana.

Calle de Nimes.


Catedral de Nimes. S. XI.




Interesante friso románico de la catedral.

Por la noche, ya en Avignon, veo un espectáculo de música y luces sobre la fachada del palacio.







Y ya casi congelado gracias al mistral dejo atrás el palacio y sus luces espectrales.

Un adiós al puente.


Calles desiertas.


En la noche, a veces, las piedras hablan.

Adiós a Avignon, adiós al tiovivo sin niños, ...mi viaje toca a su fin.


Estación vieja de Avignon, tren hacia el sur, hacia casa.

Llegada a Portbou, tierras hispanas. Quedan Barcelona, Valencia y Albacete, pero eso ya es el fin de la historia, mi vuelta al mundo se acabó.

Veo lejanos los días de verano en Yellowstone, cuando inicié mi viaje a solas, con las sensaciones de aventura, ilusión, temor y otras que he olvidado o transmutado, estoy cerca del invierno en Europa, cerca de casa, de los míos. Tengo una mezcla de pena y nostalgia por el final de este viaje, y de ilusión y ganas de acabar, de compartir las vivencias, de plantar mi bandera en el pico de este reto, viejo sueño cumplido.
No sabría decir ahora qué me ha reportado todo esto, pero sé que ha valido la pena, ahora sé que soy capaz de vivir.

Viaje al Oeste siguiendo al Sol, siguiendo a la Luna, ...y llegando al sitio de partida desde el Este, cerrando una vuelta a esta espiral que es la vida y que se eleva en el tiempo. Metáfora de la existencia.

¿Es el mismo que partió el que vuelve?

Creo que no.