lunes, 6 de junio de 2016

ANNAPURNAS, NEPAL (5ª parte), LANDRUK - PHOKARA (11 y 12 de Junio de 2014)

Comienza la última etapa a pie de la vuelta a los Annapurnas. Salimos de Landruk después de desayunar, hacia Dhampus, último pueblo de montaña antes de bajar a la llanura (lo que en Nepal se entiende por llanura)

Muchos arrozales de montaña.





Hay multitud de orquídeas en los árboles.

La gran humedad que hay les favorece.

Y a estos búfalos también les gusta el agua.

Se empiezan a ver más praderas y menos bosques.


Y ya en Dhampus compruebo que la arquitectura es más "moderna".
También compruebo que llevo dos sanguijuelas no invitadas en mi pie izquierdo.

La fiel lluvia de la tarde.


Mi vecino de hotel.

Escenas cotidianas.

Tarde, cena, noche, desayuno y último paseo de bajada hasta la parada de autobús.
Las montañas van menguando.


Y al fondo, el valle de salida con una carretera de verdad donde cogeremos el bus a Phokara.

Phokara, con 250.000 habitantes y capital del distrito.
Es todo un contraste pasar de las aldeas rurales de montaña, donde no hay coches, a una ciudad grande.





Hoy en día es una ciudad eminentemente turística, a la orilla del lago Phewa y a los pies de las altas montañas. Antaño, hasta la anexión por parte de China del Tibet, era una ciudad comercial entre el Tibet  y la India.




Por la tarde, una vuelta por el lago y visita a la isla santuario.


Se cumplen las normas de seguridad: todos con chaleco, billete y cupo de embarque.




Aunque siempre hay algún espontáneo. Extranjero, claro.


La isla, sagrada como casi todo por aquí.




Transmite una agradable sensación de paz.





Tributo de barcas al lago.

Folclore nepalí durante la cena.
Al día siguiente embarcamos hacia Katmandú.
Estación de autobuses.

Gente.


Algunas fotos de lo que veo desde el autobús.



Parada a comer en una casa de comidas.


El mercado junto a la carretera.




Seguimos la ruta y sigo viendo a través de la cámara.
Sadhus (ascetas en busca de la iluminación).




Y después de siete horas por una carretera cada vez más atestada llegamos a Katmandú.
Pero ésa es otra historia.

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