Parada y fonda en Las Vegas. Ciudad en el desierto, cruce de caminos y paraíso (¿infierno?) del ocio y el placer. Todo artificial y calculado, puro teatro, una gran máquina de dinero. No volvería, pero ha valido la pena conocerla, y debo decir en su favor que la oferta de restaurantes y espectáculos es magnífica en cantidad y calidad. Dos días de contraste total con la soledad de Yellowstone.
Llegada al aeropuerto, comienza el espectáculo
Monorraíl. Con paradas en diferentes centros de ocio y hoteles
Vestíbulo del MGM
Sala de televisión y noticias
Calle de Las Vegas
Toca matar el hambre
Y la sed. Es sólo agua
27 bocas de cerveza, ¿quién da más?
Copiando el Viejo Mundo en el Nuevo y el cielo en las cavernas.
¡Compra, gasta, consume!
Cielo del desierto desde la piscina
Después de alquilar un coche en Las Vegas, a conducir por el desierto hasta el Gran Cañón
Presa Hoover
Carreteras del desierto
A por otra etapa en millas
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