Desde Hanoi viaje en minibús hasta la Bahía de Halong, toda una aventura con un conductor suicida que no paraba de adelantar sin importarle quien venía de frente, pero llegamos, afortunadamente ningún otro conductor quiso ayudarle en el suicidio y todos se apartaban.
La bahía es una maravilla, patrimonio de la humanidad. La hemos visto en muchas películas y documentales y os aseguro que en vivo es inigualable. Aguas tranquilas, islas de mil formas, vegetación tropical, cuevas, lagunas interiores, poblados flotantes de pescadores, ...y una atmósfera de paz y tranquilidad que te inunda.
Tras llegar al puerto, embarcamos en los lanchones que nos trasbordan al barco
Hay multitud de barcos turísticos, pero la bahía tiene alrededor de 2000 Km2 y cuando salimos de los lugares típicos no resulta agobiante
Mi camarote. Soy afortunado, pagué camarote compartido por abaratar y estoy solo. El borde del guía me dijo que me tocaba compartir con una mujer guapa, y no apareció. Humor vietnamita.
El barco está bien, es de madera y relativamente pequeño, para quince pasajeros
Atrás vamos dejando el puerto y los barcos grandes
Parece un lago más que mar, son aguas muy tranquilas
Bandera de Vietnam
Los peñascos emblema de Halong
Hago cientos de fotos y me cuesta mucho seleccionar unas cuantas
Por motivos de seguridad, los viejos sampanes de vela están prohibidos.
Hay varios poblados flotantes de pescadores
Pescador regresando con sus redes
Llegamos al fondeadero
Por la tarde nos llevan en el lanchón a la isla de Ti Top a subir a la colina y darnos un baño en la pequeña playa. Y de paso vemos un partido de fútbol playa
Desde arriba se ve la zona donde fondean la mayoría de barcos
A favor del sol
A contraluz
Las velas decorativas
En la playa
Han cambiado el fútbol por la soga
¡Fin de juego!
Regresamos al barco
El kioskillo flotante. Refrescos, agua, aperitivos.
A las vietnamitas (o puede que a ellos) les gusta la piel blanca, por lo que es habitual verlas bien tapadas cuando trabajan al aire libre
Nuestro guía nos invita a hacer kayak. Me animo y es un gustazo, nunca lo había hecho en el mar, aunque ya digo que las aguas son muy tranquilas
Fondeados para pasar la noche
El Sol va cayendo y los colores cambian, la atmósfera cambia, el ánimo cambia.
Me tumbo en cubierta a dejar pasar el tiempo, mi amigo el tiempo.
¿Qué está más cerca de mí?, ¿el Sol o mis pies?.
Y el Sol deja el escenario por hoy
Es tiempo de la pesca nocturna
Las luces se encienden en el crepúsculo.
Al día siguiente la mayoría de pasajeros se van y quedamos una pareja de British y yo, que habíamos contratado dos noches. Nos llevan en otro barco pequeño a pasar el día en otra zona más tranquila.
Pasamos por un poblado flotante y compran pescado para la comida.
Parecen llevar una vida humilde y apacible.
Una vez hecha la compra, nos alejamos.
¡Hasta aquí llegan los anuncios de bancos!
Hoy el cielo está casi cubierto pero la temperatura es muy buena.
Echando redes.
Y llegamos a una zona preciosa con unos pocos barcos pequeños
Nos damos una larga vuelta en kayak rodeando algunas islas y metiéndonos en dos lagunas interiores a través de grutas.
Al entrar en la primera laguna interior el sonido cambia radicalmente, desaparecen el sonido del aire y el suave murmullo del mar, y sólo queda un silencio profundo acompañado de algún silbo de aves.
En las alturas frondosas tengo la suerte de ver un mono. ¡Qué mono!
Hace millones de años el mar ocupó esta región llena de fenómenos kársticos.
Finalmente, regresamos al barco a comer bordeando otra isla
Otro poblado.
Navegando y con el móvil, luego pasa lo que pasa.
Y después de comer, a tumbarme en la playa solitaria.
Con el kayak rumbo a la playa.
Al cabo de un rato llega nadando un coreano-canadiense que se destroza los pies al salir, la orilla está llena de conchas y piedras cortantes. Después de hablar un rato, lo llevo en el kayak hasta su barco.
De regreso al barco nodriza.
Hacemos una escala en un criadero de perlas cultivadas.
Este chaval tiene cara de preferir estar en una ciudad en lugar de aquí pescando con hilo. Supongo.
Batea con ostras.
Ostra recién abierta y con perla.
Bueno, fin de visita y regreso a cenar.
Otra puesta de Sol en Halong. No me importaría pasar más tiempo aquí.
Padre e hijo pescando junto al reflejo de la Luna.
Amanece
Y antes de volver a Hanoi, vamos a ver una gruta. La cueva de Sung Sot.
Como hormigas bajo tierra
De vuelta al exterior
A la salida esperan varias barcas ofreciendo pescado fresco, fresquísimo.
Cangrejos
Como despedida del barco, nos muestran como hacer flores con zanahoria, pepino y patata.
Y después de comer, a rezar por que no me toque el mismo conductor que nos trajo.
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