De regreso al hemisferio norte, de Oceanía a Asia, ¡Vietnam!.
Llego a mi escala asiática, al paraíso comunista, a la orgullosa nación que venció a los USA, ...etc. Bueno, iré viendo poco a poco qué hay de todo eso. Me atrae este país por varios motivos, y desde luego que me llevaré un buen recuerdo. Mi ruta vietnamita empieza en el norte, en la capital victoriosa, Hanoi.
Primera etapa del viaje, de Christchurch a Auckland. Última puesta de sol en Nueva Zelanda mientras espero el avión que me ha de llevar a Hong Kong
No soy el único que espera y ve caer el sol
Tras volar un porrón de horas, aterrizamos en Hong Kong al amanecer. Me toca esperar nueve horas hasta que despegue el vuelo a Hanoi
El aeropuerto es enorme y está construido sobre una isla artificial en la bahía. Paso el tiempo andando por la zona internacional de tránsito, tumbándome por los sillones, observando gente (me da la impresión de que los chinos son muy escandalosos) y viendo aviones despegar y aterrizar.
No tenía ni idea de que hubiera tantas compañías aéreas asiáticas
¡Al fin!. Aterrizamos en Hanoi. Y primer contacto con el comunismo puro e invicto, debo pasar por taquilla y pagar 65 $ (¡en dólares USA!) por las tasas de visado. Son muy pragmáticos.
Después de treinta horas de viaje, llego al hotel y tengo que esperar por un problema en la habitación. Al final se soluciona y me dan una en el último piso. Está muy bien y es muy económica, es más barata que un albergue en otro país. Hago unas fotos desde el balcón y me voy a dormir. Estoy reventado.
Las primeras imágenes de Vietnam tienen "sabor", personalidad, me gustan.
Despertar desde mi balcón
Callejeando por el viejo Hanoi, calles llenas y vibrantes. La vida se hace en la calle.
Las aceras no son para los peatones, son aparcamientos para las motos, para las infinitas motos, hasta están biseladas para poder subirlas y bajarlas mejor. Hay que andar por la calzada con mil ojos para no ser atropellado. Las normas de tráfico son "etéreas".
Actividad, mucha gente, todos los bajos de las casas están ocupados por negocios. Trabajan, comen, se relacionan, descansan, ...en la calle
Me gusta ver los aires diferentes de otras ciudades
Meditando junto al lago Hoan Kiem.
Grupo practicando...¿tai chi?...No, ¡salsa!
Sigo dando la vuelta al lago. Templo Ngoc Son
Comercio tradicional de recuerdos
Oraciones y ofrendas. La pequeña torre que escribe en el cielo
Puente del Sol Naciente. Lleva al templo
Entrada y control de tickets, por supuesto
Humos para el cielo
Ofrendas de comida para ...¿?
Besando el agua
Restos de la entrada al viejo templo
Cuenta la tradición que de este lago salió la tortuga gigante que entregó y más tarde recogió la espada con la que el rey vietnamita Ly Thai derrotó a los chinos
Torre de la tortuga.
La mayoría de viviendas son estrechas, de una a cinco alturas y con un comercio en el bajo
Hay de todo tipo: coloniales, chinas, hormigón, comunistas, chapa, etc
Marcas occidentales por doquier. Bonito puma...Uf
Electricidad
Templo de la Literatura. Algo así como la antigua universidad
Hay mucha gente. Además de turistas, hay muchos estudiantes
Deduzco que vienen a celebrar su graduación
Tan jóvenes, contentos, ilusionados, con sus mejores galas...que monos. Resulta entrañable
Ellas suelen llevar vestidos tradicionales y ellos de corte occidental
Que seas feliz
A vosotros os falta un poquito para la graduación
Dejemos atrás el bullicio
Lotos
Tortugas en honor a los sabios y eruditos
Por todo el país encontramos bonsais enormes. Bonita paradoja.
Dragones vigilantes
Confucio
Árbol, puerta y japoneses
Otra vista
Y otra
Dragones en el cielo
Tigre en la tierra
Ya fuera del templo
Mausoleo de Ho Chi Minh y cambio de guardia
Visita a la pagoda del pilar (pero no de Zaragoza)
Aquí se ve bien el pilar
Ciudadela con cafetería a los pies
Ferrocarril cruzando la ciudad
Ampliando las fotos se pueden ver detalles que se nos escapaban, al igual que con la vida.
Hombre regresando con su bicicleta y su viejo gorro militar, dos mujeres paseando, humo de una ofrenda en medio de la vía, mujer encendiendo el fuego de su ofrenda, y tantas cosas que no vemos.
Pasando por la calle de los muertos, se ven muchos talleres de ataúdes, rojos en su mayoría, floristas trabajando en las aceras, mortuorios con gente vestida de blanco. No hago fotos, me da pudor.
Y sobre todo calles con vida, mucha vida. Regreso al hotel y como enfrente, sentado en una sillita baja de plástico en la acera junto a otros vietnamitas. Un par de mujeres preparan la comida allí mismo, en el local abierto, no se sabe qué es calle o cocina, limpian, guisan y comemos todos juntos. Ni ellas saben inglés ni yo vietnamita, no hace falta, saludo, saludan, señalan, me siento y me traen el menú: ensalada, sopa con fideos, verduras y carne, rollitos y carne frita. Está rico. 50000 dongs, menos de dos euros.
Después de dormir la siesta (sigo con el cansancio del viaje) me doy una última vuelta nocturna por el lago. Me he dejado muchas cosas que ver en Hanoi, pero es que no doy para más, mañana me voy de aquí a descansar a Halong
La ofrenda nocturna
La vieja revolución y la modernidad
Pesca en la noche
Vuelvo a dar la vuelta al lago, esta vez de noche, y se ve diferente, se siente diferente. Las gentes son distintas. Me abordan en varias ocasiones estudiantes jóvenes para practicar inglés, deben pensar que todos los extranjeros sabemos inglés, pero bueno, doy el pego y hablamos, me someto al interrogatorio de libro y me dan consejos turísticos. Son simpáticos y con ganas de aprender y viajar. Alguna chica también se acerca con la excusa del inglés, pero no era estudiante. No soy quien para juzgar a otros, pero me da pena que tomen ciertos caminos, me parece un error.
Noche bulliciosa, noche joven, tienen unas ganas locas por vivir, este país llegará muy lejos. Me voy al hotel, tengo unas ganas locas por dormir.
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