Desde niño soñé con ver a los gigantes...y por fin estoy a sus pies. Son montañas vivas, viejos milenarios que han respirado los aires de la historia, verdaderos monumentos de la vida aún muertos. Me resulta imposible plasmar en fotografía lo que veo y sobre todo lo que siento, sencillamente "no caben" en una imagen, se necesita el corazón para captar su grandeza, su enorme grandeza.
Desierto del Mojave, carreteras de Arizona y California, sobre la mítica 66.
500 millas hasta las puertas del Sequoia National Park
Primera visión de los gigantes junto a la carretera, subiendo a la Sierra Nevada
Bosques que te invitan a mirar al cielo
El Centinela, 2200 años
Hasta caídos impresionan
La mayoría están marcados por el fuego. Necesitan incendios de vez en cuando para que puedan germinar y medrar los nuevos gigantes. Su impresionante corteza les protege, aunque no siempre
Alrededor del humedal |
El gigante caído
La bola y el bolo
Secuelas de los incendios
Con el paso de los siglos, la corteza recubre las heridas
El enanito del bosque
El Sherman, el árbol de tronco simple más grande del mundo
Bomberos
Hume Lake
Montañas del norte
El Grant, otro de los míticos
Unos resisten, otros no pudieron
Enormes, soberbios, quemados, altivos o caídos, tronchados, cadáveres, ...todos me dejan marcado. Es un bosque mágico, el sueño infantil de los gigantes hecho realidad ante mis ojos. Una realidad que no soy capaz de asimilar plenamente, pero que siempre estará conmigo.
Paisajes de la Sierra Nevada
Crystal Cave
Este no resistió
¿Piensas?
Quemado, mas no muerto, sigue en pie el gigante negro
Rojo y negro
Sólo negro queda
Anochecer desde la tienda
No faltan los espíritus
Algunos caídos perviven durante siglos. La madera de sequoia es rica en taninos y esto la protege de los insectos y la putrefacción
Luz
La cabaña Gamlin, 1872. Los recién llegados
No hay comentarios:
Publicar un comentario