domingo, 26 de enero de 2014

FLORENCIA (15 y 16 de Noviembre)


SENSACIÓN DE LIBERTAD

Es un viernes nublado y fresco de Noviembre, y no he ido a trabajar. Decidí venir a Florencia en tren desde Venecia, acabo de alojarme en un hostal con cuatro simpáticas estudiantes italianas que podrían ser mis hijas, me he ido a callejear por calles con sabor a siglos, he pasado junto al Domo y he entrado a verlo un momento, más tarde lo veré con calma, he seguido paseando entre palacios y he entrado a comer en una trattoría donde solo hay italianos.

Menú del día: ensalada, spaguetti y carpacio, amén de una birra y capuccino.

Tranquilidad y sensación de libertad, hago lo que quiero, planifico sobre la marcha y puedo respirar los aires frescos y húmedos de Noviembre mirando al cielo en lugar de al reloj. No tengo obligaciones ni horas, voy donde me lleva el sol, ando lo que quiero y por donde surge. La lluvia, la noche y el hambre me "aconsejan" qué hacer, y yo lo hago, o no. Me siento vivo y parte del mundo, mi rodeado mundo.

En una trattoría de Firenze, entre lugareños, intentando parlare l'italiano. 


El río Arno, espejo de la ciudad.
Recorrerlo por ambas orillas, cruzar sus puentes y ver las luces y colores del cielo reflejadas en sus aguas son motivos más que suficientes para venir a Florencia.


Ponte Vecchio. A la derecha Los Uffici.


Sobre el puente y sobre las arcadas podemos ver el corredor de Vasari, de un kilómetro y medio, que une los palacios de los Uffici y Pitti a ambos lados del río. Ganas de no pisar la calle que tienen los poderosos. Perdón, tenía que haberlo dicho en pasado, me refería a los Medici, ¿a quién si no?.


Desde el otro lado. Creo que sobran las palabras.


Los Uffici desde la otra orilla.


Casas sobre el Arno.

Puente de Santa Trinita.

Concierto de violines sobre el pretil del puente.

 Entre Ponte Vecchio y Santa Trinita encontré una pata de ojos tristes que con dulzura me habló: ...

..."Te mostraré los secretos de Firenze, lugares que se ocultan a los mortales, sabrás el porqué de tu pregunta no hecha y probarás el sabor del alma de la ciudad"...

Pero para que pueda mostrarte todo ello, habrás de darme tu corazón". Su tristeza me contagió y tras una larga respiración, le hablé: "Bien quisiera bella pata darte lo que me pides, mas no puedo darte lo que no es mío, pues de una gata de ojos grandes es desde mucho tiempo ha"...

...Entonces me dijo: "Un secreto te contaré antes de separarnos. Aquellos que mueren sin haber amado o sin en Firenze haber respirado, han de volver a nacer y en Firenze amar y ser amados".
La pata se fue para Santa Trinita, yo para Ponte Vecchio, y allí, entre ambos puentes, quedó la promesa de soñarnos.

Y entre el resto de mortales, crucé Ponte Vecchio.

Abajo las joyerías, arriba el pasillo de Vasari.


Anochecer sobre el Arno.



La luz del cielo se fue, ahora quedan las luces de los hombres.



Santa María del Fiore, el Duomo, catedral de Florencia.


El campanario de Giotto.


LA CÚPULA DE BRUNELLESCHI.
(Tengo que ponerlo en mayúsculas)


Esculturas en la Plaza de la Signoria.

Basílica de Santa María Novella.


Basílica de San Lorenzo, con su fachada inconclusa.

Escenas florentinas.



Pais de motos.






All'antico Vinaio, en la calle Neri, bodega bocatería para quitarse el sombrero. La cola lo atestigua.

¿Prohibido qué?.



Palacio Pitti.

Y ahora el Duomo.



Entremos.




Antes de partirnos el cuello mirando hacia arriba, hemos de hacer una reverencia.
Estamos bajo la cúpula.


Los frescos son de Vasari y Zuccari. El Juicio Final. Dignos de esta cúpula.


Manejo de la perspectiva junto a la linterna.
Vista desde abajo.


Vista desde media altura, subiendo a la cúpula.



Un fragmento.


Un sobrecogedor detalle.

Subida a la cúpula. Obra maestra de arquitectura, con una doble cúpula de ladrillo que contrarresta sus esfuerzos laterales. Más de quinientos años, y nadie a superado esta obra en ladrillo.


Sólo Brunelleschi manejaba las estructuras y el ladrillo de manera perfecta.

A 114 metros de altura.

La imponente sombra.

Basílica de Santa Cruz y colinas en el horizonte.



El campanario de Giotto.

Siguiente paso, subir al campanario. Estoy disfrutando como un niño.


Desde dentro y abajo.


Desde arriba.

El Baptisterio desde la torre.

Detalle del arranque de la cúpula.

Linterna que remata la cúpula.


Agradable sorpresa en el Campanile, parece que los españoles no destacamos por escribir en las paredes.


"Gamberros" del siglo XIX.


Pararrayos del Campanile.


Plaza de la República.


Enjaulados en lo alto.

Y de lo alto al subsuelo. Bajo la catedral están los restos de la iglesia de Santa Reparata. Por aquí descansan los restos de Brunelleschi.



Frente a la catedral está el Baptisterio, una basílica menor dedicada al bautizo. Una de las más antiguas edificaciones de Florencia.


La pila bautismal.


Techo de mosaico.


Las Puertas del Paraiso, de Ghiberti. La puerta este del Baptisterio. Actualmente conservadas en el museo de la catedral tras un cristal blindado.

Detalle de una de las escenas. David y Goliat.

En el mismo museo, la última obra inacabada de Miguel Ángel.

Fuente de Neptuno en la Plaza de la Señoría.



Copia del David de Miguel Ángel. El original está en el museo de la Academia, y claro¿?, no dejaban hacer fotos.

Copia de El Rapto de las Sabinas, de Giambologna. Original en la Academia.


El Palazzo Vecchio.
(Para mí, que el tipo no le agrada a la muchacha).

Patio del Palazzo.


"Cada día es más difícil llegar a la jubilación"


"La estatua en la ventana".
Galería de los Uffici. Es increíble la cantidad de obras de arte que hay aquí, particularmente esculturas.


Otro anochecer en Florencia.


Y me topo con una pequeña manifestación.


Coreaban algo de llevar al paredón a no se cuántos. Me gustan estas muestras de libertad y tolerancia.


Arcos de la Plaza de Santissima Annunziata.


Santa Cruz.
Es sorprendente lo que encuentras callejeando al albur.


Mi última mañana en Florencia. Me han recomendado subir a la colina de San Miniato al Monte. Voy para allá, paseando por el río.





Plaza de Miguel Ángel, en la colina, con otra copia del David.

Cementerio de la Puerta Santa, alrededor de la abadía benedictina.

San Miniato al Monte. Abadía románica del S. XI. Una preciosidad.

Nave central




Nave lateral con el órgano. Tuve la fortuna de disfrutar una misa con órgano.


Cripta.

Las vistas desde aquí son indescriptibles, de modo que me callo.






Ya llevo unas cuantas ciudades a la espalda, y todas ellas me han gustado, pero Florencia es especial, además de su belleza y la inmensidad de arte que atesora, tiene algo, tiene alma. Enamora.

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