miércoles, 22 de enero de 2014

SOFIA (6 y 7 de Noviembre)


El viaje nocturno en autobús ha resultado pesado pero interesante, he visto y observado gentes de diversas nacionalidades y razas, imaginado las historias humanas que llevaban como equipaje, he sentido el ambiente nocturno y opresivo de las aduanas en fronteras "delicadas", donde al abandonar Turquía debemos bajar y esperar en fila sobre el asfalto y con el frío en la cara a pasar por el control uno a uno, volver a subir al bus, avanzar 100 metros y volver a bajar en fila para el control búlgaro. Miradas de arriba a abajo, vueltas y más vueltas al pasaporte, alguna pregunta en inglés sobre lo que traigo de Turquía y al final una media sonrisa policial y adelante. Parece que mi pasaporte de la UE es de "primera", pues a otros los revisan e interrogan de forma exhaustiva. Al final todos arriba tras casi dos horas de control.
Llegamos a Sofía antes de amanecer, así que me quedo en el bar de la estación de autobuses haciendo tiempo antes de buscar mi albergue. Comparto desayuno y un par de horas con Ivan, un canadiense director de música que trabaja en la universidad en Estambul y se dirige a Zagreb a pasar unos días con su mujer. Una charla agradable con un tipo interesante.
Empieza a amanecer, me despido y me voy al albergue esperando que ya esté abierto.


Pues sí, está abierto y la gente es muy agradable. Me toca la buhardilla. Una joven alemana prepara el equipaje para irse y un maduro italiano de Trieste acaba de llegar. Más tarde conoceré a Marcelo, un argentino con el que pasaré el día siguiente.

Por primera vez me doy cuenta de que estamos en otoño.

Mi primera impresión de Sofía es la de ser una ciudad triste, desangelada y pobre. Supongo que me influye el día gris y frío y el viajecito nocturno.

Aun sin ser una ciudad monumental resulta interesante conocerla y tiene barrios y edificios dignos de ver.

Me encuentro tranvías por todo el mundo, y me acuerdo de los viejos tranvías que conocí de niño. Es una pena que la "modernidad" española los liquidara, me encantan.

La sinagoga de Sofía.
Bulgaria, inicialmente aliada de Alemania, evitó durante la II Guerra Mundial la deportación de sus ciudadanos judíos. Tras la fundación de Israel, la mayoría emigraron a la nueva tierra, y hoy en día son muy pocos los que quedan. 

El mercado central.




El mercado y la mezquita.

Me gustan los edificios de la ciudad vieja, algunos están arreglados, otros lo esperan, hay de diferentes estilos y épocas, pero el conjunto es ¿romántico?.


Los edificios y sus gentes,...la ciudad.


No sé quién es, no me aclaro con el alfabeto cirílico.

Los baños termales.
La ciudad fue fundada hace más de 2000 años por los tracios junto a una fuentes termales todavía en uso.


Antiguo edificio del Partido Comunista, hoy son oficinas del parlamento.
Aquí empieza el barrio gubernamental y monumental.


Iglesia de San Petka Samardzhiiska, construida sobre un edificio romano, casi en el subsuelo.



Bajo tierra, en algunas zonas se pueden ver los restos de la vieja ciudad romana.

Algunos barrios han sido reformados, dándoles un estilo más comercial y occidental.

Bulevar Vitosha.



Parque Nacional, al final del bulevar.

Tarde de lluvia.

Monte Vitosha.


Caminando sobre la piedra mojada. Uno lento y otro rápido, uno sabiendo donde va y otro creyéndolo saber, uno vuelve y otro va.


Al atardecer, tras la lluvia.


El día siguiente es soleado y estoy en compañía de Marcelo, el compañero argentino del albergue.
Visita a la Sofía monumental. Empezamos en el Tribunal Supremo.


Iglesia de Sveta Nedelia.


La mezquita con sol.


Los baños.


La gente llena sus garrafas con agua termal. Espero que la dejen enfriar antes de beber.


Haciendo guardia en el Palacio Presidencial.


Bajo la panorámica, en el detalle, miradas que se cruzan, quizá una emoción, una ilusión,... quizá nada.

Y llega el cambio de guardia.


Cinco soldaditos de plomo, cinco gestos, cinco vidas. Y al fondo un argentino haciendo fotos.

Indignados en Bulgaria.

Controlando la indignación.


Y dentro de los edificios gubernamentales, San Jorge, del S. IV, la iglesia más antigua de Bulgaria.

Arquitectura soviética.

Antiguo Palacio Real, hoy Museo de Arte.


Teatro Nacional.




Casas antiguas del centro




El campanario de Santa Sofía, sobre un árbol.


Iglesia de Santa Sofía, S. VII.



Trozo del antiguo suelo de un templo anterior, S. IV.

Catedral de Alexander Nevski.





Vista posterior.





Biblioteca Nacional.


Santos Cirilio y Methoduis.


Comida tradicional búlgara hablando en español. Dos hispanos, un andorrano y un argentino.

Últimos vistazos a la tarde.




Paseo en la agradable tarde otoñal, recoger mochila, cena con Marcelo y al tren nocturno hacia Belgrado.







No hay comentarios:

Publicar un comentario