domingo, 5 de enero de 2014

SEQUOIA PARK, SIERRA NEVADA (14, 15 y 16 de Septiembre)

Desde niño soñé con ver a los gigantes...y por fin estoy a sus pies. Son montañas vivas, viejos milenarios que han respirado los aires de la historia, verdaderos monumentos de la vida aún muertos. Me resulta imposible plasmar en fotografía lo que veo y sobre todo lo que siento, sencillamente "no caben" en una imagen, se necesita el corazón para captar su grandeza, su enorme grandeza.

Desierto del Mojave, carreteras de Arizona y California, sobre la mítica 66.
500 millas hasta las puertas del Sequoia National Park

Primera visión de los gigantes junto a la carretera, subiendo a la Sierra Nevada


Bosques que te invitan a mirar al cielo


El Centinela, 2200 años




Hasta caídos impresionan


La mayoría están marcados por el fuego. Necesitan incendios de vez en cuando para que puedan germinar y medrar los nuevos gigantes. Su impresionante corteza les protege, aunque no siempre








Alrededor del humedal







El gigante caído




La bola y el bolo


Secuelas de los incendios














Con el paso de los siglos, la corteza recubre las heridas











El enanito del bosque





El Sherman, el árbol de tronco simple más grande del mundo







Bomberos


Hume Lake


Montañas del norte






El Grant, otro de los míticos

Unos resisten, otros no pudieron


Enormes, soberbios, quemados, altivos o caídos, tronchados, cadáveres, ...todos me dejan marcado. Es un bosque mágico, el sueño infantil de los gigantes hecho realidad ante mis ojos. Una realidad que no soy capaz de asimilar plenamente, pero que siempre estará conmigo.


Paisajes de la Sierra Nevada








Crystal Cave








Este no resistió


¿Piensas?











Quemado, mas no muerto, sigue en pie el gigante negro



















Rojo y negro

Sólo negro queda












Anochecer desde la tienda


No faltan los espíritus


Algunos caídos perviven durante siglos. La madera de sequoia es rica en taninos y esto la protege de los insectos y la putrefacción











Luz





La cabaña Gamlin, 1872. Los recién llegados


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