Y después de unos días grises en Milán, busco el Mediterráneo con una parada en la Costa Azul. Pensé en Mónaco que está al lado, pero me dan grima los Grimaldi, así que recalo en Niza.
Basílica de Nuestra Señora de la Asunción
Colores del atardecer.
Meditando en las nubes.
Paseo entre azules.
Paseo marítimo de Niza, Paseo de los Ingleses. A finales del XIX, ingleses adinerados eligen Niza como lugar de vacaciones, construyendo palacetes en este paseo, así comenzó el "glamour" de Niza.
Teatro de la Ópera.
Hoteles de lujo. Un poco mejores que mi cutre albergue.
Hotel Negresco.
Caminando hacia el sol de poniente.
Vista atrás desde el paseo.
Último sol.
La basílica desde la ventana del albergue.
Paseo nocturno.
Vuelve la lluvia con sus grises, pero no me va a impedir ver la vieja Niza.
Una de las subidas al castillo, o mejor dicho a lo que dejaron en pie los franceses.
Muro del cementerio en los restos del castillo.
Vista de niza desde lo alto.
Las primeras nieves ya han caído en las montañas.
Cascada artificial en lo alto.
Al otro lado de la colina se encuentra el puerto.
Volviendo a la orilla del mar por oxidadas pasarelas de verano.
Esperando la primavera.
¿Esperando qué?.
El último día voy a Cannes en el autobús de línea y debo refugiarme en una cafetería cubierta y calefactada hasta que amaina un poco. ¿Dónde están las estrellas de cine?.
Había pensado ir a las islas que hay frente a la costa, pero el tiempo lo impide, así que me doy una vuelta por Cannes y remato con una mariscada para hacerme olvidar tanto penar :)
La máscara de hierro. Mezcla de historia y literatura sobre un prisionero oculto y finalmente ejecutado.
Homenaje al cine.
Una vuelta por el puerto.
La playa.
Las gaviotas me dicen que debo volver al autobús.
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